En la sociedad informática de la postmodernidad, con motivo del advenimiento de las nuevas tecnologías de comunicación e información (TICs), y el acceso masivo a Internet como parte de la interactividad cibernética que vivimos, ha permitido la multiplicación de delitos y conductas desviadas que pululan en el ciberespacio, obligando a que los profesionales de la criminología se enfoquen en lo que hoy se conoce como Cibercriminología trabajando principalmente en su prevención, en tal sentido urge el conocimiento especializado de la dimensión de la problemática considerando los “espacios virtuales vs los físicos”, que es la comunicación en tiempo real y globalizada de los migrantes y nativos del siglo XXI.
I. ASPECTOS GENERALES: MODERNIDAD Y POSTMODERNIDAD
La nueva realidad en que vivimos desde diferentes puntos de vista, social, cultural, económico y jurídico deben guiar al Estado para que intervenga activamente en la prevención y sanción de los delitos, analizando sus causas y consecuencias; puesto que día a día se incrementan conductas desviadas y delictuosas, catalogadas como dañinas, que afectan al Estado y a la sociedad en su conjunto, a menudo motivadas por factores y etiologías que se encuentran implícitos en el ambiente donde nace y se desarrolla el ser humano como ser bio-psico-social.
No obstante, como producto del vertiginoso cambio tecnológico que ha redundado en las diferentes formas de interactuar y propiamente del fenómeno social que antes se situaba únicamente en la interacción social física y hoy vemos como ésta ha sido reemplazada ostensiblemente por la hiper conectividad telemática, y con trascendencia global.
En consecuencia, las nuevas tecnologías de información y comunicación (TICs), han abierto un campo de posibilidades inimaginables de conductas con relevancia penal y criminógena, aprovechado dicha situación, para modernizar sus actividades criminales y valiéndose de las herramientas que la web 2.0 brinda en el siglo XXI. 4 Evocando a Terceiro Morón Lerma5, nos habla del pasaje del “homo sapiens” a “homo digitalis” y destaca que, en el ciberespacio, cada individuo es potencialmente un emisor y un receptor en un medio cualitativamente diferenciado, en el que todos se comunican con todos pero, los internautas, no se localizan principalmente por su nombre, posición social o ubicación geográfica, sino a partir de centros de intereses, por lo que puede hablarse de una suerte de “mundo virtual segregado por la comunicación, lo que obliga a la Criminología intentar ponerse al día para formular nuevos perfiles criminales que respondan a las características.
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